Cita en el parque
Cita en el parque

Por Melina Morquecho/ informatePR

Llegó puntual a la cita, desde que Nati le dijo la hora no dejó de pensar en la razón de la premura, ¡qué importaba!, al fin y al cabo, él siempre aprovechaba la mínima oportunidad que se ofreciera para tenerla cerca y sentir el placer de tocar su carne maciza pegada al hueso.

Inútilmente quiso calmar la ansiedad que consumía su interior, sin embargo experimentaba desconcierto, pensó en el porqué de los apremiantes motivos de verse en el parque, analizándolo bien, -se dijo- últimamente ella había mostrado una actitud bastante extraña, un tanto esquiva y distante, bueno eso no era significativo, (todas las mujeres son raras, principalmente cuando sufren trastornos menstruales, esos días de intolerancia en que se ponen insoportables y manifiestan absurda rabia y tristeza).

Orlando seguía con su recapitulación, «No, no, últimamente dejó de mostrarse cariñosa», hablar poco no era característico en Nati, sin embargo, la actitud le preocupó, -por cierto- a pesar de que permanecía callada y eso siempre le ofrecía la oportunidad de apapacharla y besarla, las posibilidades se habían reducido al mínimo, ya no le dejaba maniobrar, ¡es verdad!, de hecho, ya no le permitía besarla. ¿Qué estaría pasando?, se preguntó.

Curiosamente -pensó- «por esas fechas en que ella empezó a cambiar, me comenzaron a salir los barros, ¿será por tanta calentura?, bueno, -se respondió- si el asunto le incomoda, lo de menos es que me ponga alguna pomada al fin y al cabo hay tantas que el remedio es sencillo o ¿será que la

he desatendido por andar con los amigos? eso también tiene solución.

Ahí estaba, sentado en una banca del parque, pasando inadvertido para la vida animada del lugar, sumido en pensamientos hasta que corriendo y tarde llegó la susodicha, con la misma prisa con que le saludó, se la soltó de tajo, ya no quiero ser tu novia…

Ambos se dieron a un alegato, ella manoteaba y mantenía su mirada ausente tratando de explicar sin convencerlo con sus argumentos: ya no era lo mismo, la escuela, sus padres, en resumidas cuentas, no tenía tiempo, Orlando por su parte suplicaba misericordia; para entonces ya estaban llamando la atención, siguieron con un ligero forcejeo, a continuación, Nati desde su altivo uniforme escolar se levantó de la banca, le dijo adiós y se alejó andando a paso largo.

De pronto autos, camiones y personas se detuvieron, había gente de frente, a un costado, nunca supo cómo de repente todos le miraban, para Orlando desde su propia perspectiva ya era objeto de burla, la gente le miraba de cerca y desde lejos, todos se estaban dando cuenta del drama, de su tragedia, de la debilidad que mostraba, de su incapacidad de retenerla, tenía ganas de llorar, eso no estaba sucediendo, de seguro era una broma, de pronto ya no escuchó nada que no fuera el ruido de su corazón apresurado, ese ¡bum!, ¡bum! que le impedía pensar con claridad.

La lengua de ella se había movido con excesiva rapidez, se portó sumamente fría e inanimada, además de que le tomó por sorpresa y él estaba tan alterado que probablemente por eso ya no le escuchó las últimas palabras, quizá tampoco comprendió las primeras, se le estaba yendo su oportunidad de convencerla de que estaba en un error, se levantó apresuradamente de la banca, pero Nati le llevaba ventaja, decidido al último intento, corrió hasta darle alcance.

Como recurso final la tomó por los hombros y con palabras y acciones desesperadas intentó convencerla, todo fue inútil, ella se movía molesta, con fastidio se pasaba una y otra vez las manos por el cabello, apenas la soltaba un instante y ella intentaba emprender la huida, la posibilidad de

una reconciliación instantánea no surtió efecto, Orlando se preguntó qué más podía hacer, la ruptura representaba su primera decepción de amor y por si fuera poco iba a ser la burla de todos sus compañeros.

Mientras Orlando seguía parado a media acera sumido en su angustia, Nati se alejaba, haciendo un último intento le gritó ¡Natiii!, ella se detuvo, él cree que ya cedió, ella voltea y lo mira, él confía en que se arrepintió y a distancia corta audible, Nati le responde con toda su dignidad a cuestas: ¡Me devuelves lo que te di!

 (infomatePR 2005)

Correo electrónico karalin0210@hotmail

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