Desfile del 18 de marzo en Poza Rica conmemorativo de la Expropiación petrolera (Foto: Jorge Huerta E.)
Desfile del 18 de marzo en Poza Rica conmemorativo de la Expropiación petrolera (Foto: Jorge Huerta E.)

– La Rosa Blanca y el regreso de la Condor Oil

Por Jorge Huerta E./ informatePR

En un mini debate, de esos que se dan en las últimamente en las redes sociales, hace un par de años, después de la aprobación de la Reforma Energética, había preocupación por saber si se realizaba o no el desfile conmemorativo de la Expropiación Petrolera, conocido popularmente como “Las fiestas del Petróleo”, en esta la ex capital petrolera de México.

La suspensión de algunos desfiles ante la baja participación contribuyó a sumar puntos adversos para que la incertidumbre se apoderara de los pozarricenses.

“Pendejos si nos dejamos quitar el desfile del 18 de marzo”, decía uno de los comentarios en referencia a que las “Fiestas del Petróleo” son una de las válvulas de escape ante la crisis de inseguridad, de credibilidad política y económica que vivimos los mexicanos y particularmente los que habitamos esta ciudad.

Sin embargo, las fiestas en las que celebramos, la Expropiación petrolera de México, no sufren por la falta de organización, sino por el legado principal, que fue la nacionalización de la industria petrolera, es decir que en los círculos políticos donde el PRI tiene sus bastiones como el STPRM la palabra expropiación pretende ser borrada de su discurso.

El Instituto Mexicano del Petróleo y El Instituto Politécnico Nacional fueron las dos entidades creadas para que la independencia económica floreciera en base a la explotación de los hidrocarburos; el fortalecimiento de nuestras instituciones se cimentó en la creciente empresa paraestatal Petróleos Mexicanos.

La Expropiación Petrolera por Lázaro Cárdenas significó la unificación de los mexicanos, algo así como pagar un recate por algo que nos convenía a todos. Se dice que hasta gallinas llevaron en ese entonces para el pago a los trabajadores mexicanos en huelga y la indemnización a los extranjeros que por cierto se negaban a acatar las disposiciones de las autoridades mexicanas.

Escena de la Rosa Blanca, película que estuvo sensurada por el gobierno de México

La Rosa Blanca

Bruno Traven, el extranjero que mejor retrató la realidad mexicana en distintas latitudes del país, situó en Poza Rica una de sus obras más controvertidas, “La Rosa blanca”.

La poderosa “Condor oil company” había puesto los ojos en aquella finca llamada la “Rosa Blanca”, un paraíso totonaca donde albergaba a familias enteras que trabajaban en un entorno donde la naturaleza jugaba un papel muy importante.

La creciente industria petrolera poco a poco se fue adueñando de muchos predios con el consentimiento de los propios gobernantes; el dinero se consolidó como el factor que inclinaría la balanza a favor de las grandes petroleras, que dicho sea de paso, pagaban muy poco, casi nada de impuestos a la nación.

El choque entre los empresarios de la “Condor oil” y los propietarios de la Rosa Blanca, situada en las inmediaciones de Poza Rica, tuvo un final trágico al igual que para muchas familias que habitaron en estos parajes.

Con la “muerte accidental” del propietario de la finca, la empresa norteamericana tomó posesión de las tierras.

Las parcelas se fueron transformando en campos petroleros, ductos y plantas de producción de derivados del petróleo. Poza Rica se evolucionó de un campo petrolero a una prospera ciudad. En los años 70 y 80 fue orgullo nacional.

Durante la vigencia de la Reforma Energética de EPN los petroleros evitaron utilizar la palabra expropiación, algo reflejado en los defiles (Foto: Jorge Huerta E.)

En el siglo XXI, a casi 80 años de aquel episodio del que millones de mexicanos nos sentimos orgullosos, solo quedará el recuerdo por las políticas privatizadoras de los gobiernos emanados de los partidos tricolor y blanquiazul.

El quiebre de la industria por los últimos gobiernos que entregarán los bienes de los mexicanos a la iniciativa privada es un retroceso a aquella gesta del 18 de marzo de 1938.

Las petroleras transnacionales vendrán por los predios donde se extraerá el oro negro; los conflictos entre comuneros y rancheros contra las compañías se ventilarán en instancias internacionales, por lo tanto, estaremos viviendo como en aquellos años donde la “Condor Oil Company” se apoderó de miles de hectáreas con el pretexto de impulsar la modernidad.

Así es que si permitimos que acaben “Las Fiestas del Petróleo” ¿seremos unos pendejos por dejar quitarnos el desfile del 18 de marzo? No. ¡Seremos pendejos si nos dejamos quitar el petróleo! (marzo 2017)

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