Por Aley Bautista/ informatePR
En el panorama del arte contemporáneo, Gabriel Orozco (Xalapa,Veracruz, 1962) se erige como uno de los artistas más innovadores y provocadores de su generación. Con una práctica que abarca desde la escultura hasta la fotografía, pasando por la instalación y el dibujo, Orozco ha desarrollado un lenguaje visual que cuestiona los límites entre el arte y la vida cotidiana. A través de su obra, explora temas como la globalización, la identidad cultural y la relación entre el individuo y la sociedad, creando un diálogo profundo y reflexivo con el espectador. En este ensayo, nos sumergiremos en su obra y exploraremos cómo su práctica conceptual ha contribuido a redefinir el arte contemporáneo.
Este artista xalapeño, por su búsqueda artística, lo ha llevado a lugares fuera de México donde es reconocido, con ello ha venido rompiendo con los moldes tradicionales del arte establecido. Aunque crea objetos y obras que utilizan técnicas novedosas, también se observa la manera en que estas técnicas se utilizan desde una perspectiva histórica. Al intentar definir estas obras, se le asocia con el arte conceptual.
A lo largo de tres décadas, Orozco ha construido una trayectoria artística que lo ha posicionado como un referente actual en el mundo del arte contemporáneo. Desde su primera exposición en Nueva York en 1991, hasta sus recientes proyectos y exposiciones en todo el mundo, Orozco ha demostrado una capacidad única para innovar y experimentar, siempre manteniendo una conexión profunda con su contexto cultural y social. Su influencia en la escena artística contemporánea y en el arte conceptual es innegable, y su obra sigue siendo un punto de referencia para artistas, curadores y críticos de todo el mundo.

Pero ¿qué es el arte conceptual? Surge durante la década de 1960 como un movimiento que revoluciona la forma en que se entiende y se percibe el arte. Su principal característica es el desplazamiento del enfoque del objeto físico hacia la idea o concepto como el aspecto más importante de la obra.
Paralelamente, en diferentes lugares del mundo, se desarrollaban experimentaciones artísticas diversas, todas ellas enmarcadas dentro del movimiento conceptual. Esto dio lugar a una rica diversidad de enfoques y estilos, que enriquecieron aún más este movimiento artístico innovador.
La desmaterialización de la obra es un principio fundamental del arte conceptual, implicando un cambio radical en la creación artística. Esto significa que ya no se trata de producir objetos físicos, sino de transmitir ideas y conceptos a través de diversos medios (Kosuth, 1969). En este contexto, la ejecución de la obra es superficial, mientras que la planificación y las decisiones que se toman sobre el impacto de la obra son lo realmente importante. Incluso, en ocasiones, la obra de arte conceptual se reduce a un simple boceto, en lugar de una obra final.

La deconstrucción de la ideología artística, un aspecto clave del arte conceptual, implicó cuestionar la noción de progreso y evolución artística. Los artistas conceptuales se preguntaron si el arte debía ser considerado una forma de expresión autónoma o si estaba condicionado por factores sociales, culturales y económicos (Foster, 1996).
Además, el arte conceptual también ha sido asociado con la post-historicidad, es decir, la idea de que el arte ya no se puede entender dentro de una narrativa histórica lineal. En lugar de eso, el arte conceptual se sitúa en un espacio fuera de la historia, cuestionando la noción de progreso y evolución artística.
Artistas como Marcel Duchamp, Joseph Kosuth y John Cage han sido pioneros en el movimiento del arte conceptual. Duchamp, con su famosa obra «Fountain» (1917), cuestionó la noción de qué es el arte al presentar un urinario como obra de arte. Kosuth, con «One and Three Chairs» (1965), exploró la relación entre el lenguaje y la realidad. Cage, con «4’33″» (1952), desafió la noción de música y silencio.
Dentro de este análisis, la obra «Oroxxo, 2017» de Gabriel Orozco se plantea como
un ejemplo destacado., este que, al recrear una cadena de enseres domésticos como una propuesta de galería de arte, Orozco critica el capitalismo y cuestiona la relación entre el arte y la vida diaria. Su obra abre preguntas sobre los supermercados y su impacto en la sociedad, revelando cómo el arte se expande hacia la vida cotidiana.
Orozco emplea la metáfora del supermercado para analizar ciertas funciones que constituyen lo social, creando un espacio nuevo para explorar la fenomenología de sistemas y estructuras que permiten las relaciones y el ejercicio de la entidad privada e individual. Esto se refleja en la forma en que los objetos cotidianos pasan a ser intervenidos o tocados de tal que se convierten en obras de exhibición, cuestionando la noción de qué es el arte y su relación con la vida diaria.
Además, la obra de Orozco, aunque participa en el mercado global, puede ser vista como una crítica a la globalización y al consumismo. Al utilizar objetos y símbolos de la cultura popular, Orozco destaca la homogeneización cultural y la pérdida de identidad en la era global.
Su obra ha sido exhibida en varios museos y galerías internacionales, destacando la exposición en el Museo Tamayo de la Ciudad de México, «Hay más rutas que la nuestra» 2013, en esta exposición revela su praxis forjado en los años noventa. Característico de su enfoque es la selección de materiales locales y accesibles, que pueden ser encontrados o prefabricados, para crear esculturas y fotografías espontáneas, en esta incorporación de estos elementos imprevistos otorga a su obra una conexión profunda con el lugar de su creación.
En este sentido, el arte conceptual de Orozco se convierte en una herramienta para reflexionar sobre la condición humana y la sociedad contemporánea. Al cuestionar la noción tradicional de arte y su relación con el espectador, Orozco invita a replantear nuestra percepción del mundo y nuestro lugar en él.
En conclusión, el arte conceptual ha revolucionado la forma en que se entiende y se percibe el arte. A través de la desmaterialización, la encriptación y la deconstrucción, los artistas conceptuales han cuestionado la noción tradicional de arte y su relación con el espectador.
Bibliografía:
– Lippard, L. (1973). Six Years: The Dematerialization of the Art Object.
– Kosuth, J. (1969). Art After Philosophy.
– Duchamp, M. (1975). The Writings of Marcel Duchamp.
– Foster, H. (1996). The Return of the Real: The Avant-Garde at the End of the Century.
– Orozco, G. (2017). Gabriel Orozco: Asterisms.