Ella asegura que no ha sido fácil traer el son jarocho a estas tierras norveracruzanas, donde se toca más el huapango o son huasteco, demás han tenido que sortear la situación económica y lo que implica la adquisición de instrumentos para su labor.
Luego de una visita a la cuenca del Papaloapan con su familia, sobre todo a las festividades de Tlacotalpan, decidieron adoptar esta expresión musical para traerla a esta ciudad petrolera y poder compartir la alegría de la fiesta del son jarocho de esa región.
RESCATE
El son jarocho es una mezcla de ritmos indígenas, españoles y negros. El mestizaje dio origen a lo que hoy llamamos son jarocho, y aunque podríamos catalogarlo como una sola expresión, existen variantes de acuerdo a las regiones dentro del propio estado de Veracruz.
“Son de mar” interpreta el son jarocho tradicional, de ese que se toca en las fiestas como bautizos, cumpleaños, y hasta en los funerales, que ya acompañado con el zapateado sobre una tarima alrededor de una multitud, se le conoce como fandango.
García Martínez dice que en un tiempo el son jarocho se apagó y hubo un personaje de nombre Gilberto Gutiérrez que se avocó al rescate del mismo; se dio a la tarea de averiguar con los patriarcas de cada una de las comunidades, fue en busca de las familias que gustaban del son para rescatar los versos, las décimas y los sones. “Hasta tienen compendio”.
En los años 70 hubo un resurgimiento del son jarocho.
Por otro lado con la integración de nuevos pasos y vestimenta floreció el llamado son blanco, en él se dio paso a los ballets que brillaban con sus vestidos largos y espectaculares faldas donde se lucía mucho el baile.
Hubo quienes no estuvieron de acuerdo; dicen que se había desvirtuado el son, sin embargo, todos los ritmos actualmente conocidos nacieron de una evolución hasta nuestros días.
QUIJADA DE BURRO
En la interpretación del son jarocho existen diversos instrumentos, es decir, no siempre escuchamos la misma música.
En los Tuxtlas se utiliza el violín; dependiendo del oído de las personas es como lo tocan. La jarana, que es un derivado de la guitarra española clásica, la quijada de burro, el arpa, el mosquito, el chaquiste, marimbol, requinto, jarana primera, segunda y tercera, entre otros. Cada quien le pone de su cosecha, dependiendo de la región.
En un principio se trató de sumar la música a la poesía. En el son jarocho tradicional la gente salía por las tardes fuera de su casa y después de una jornada de trabajo sacaban cualquier instrumento que tuvieran a la mano y hacían sus composiciones; le cantaban a los pájaros, al amor, a las guacamayas, al desamor y a la propia naturaleza.
A LA CONQUISTA DEL NORTE
“Son de mar” es un grupo pozarricense que por el momento se desenvuelve como un grupo didáctico; llevan talleres a algunos lugares de la ciudad y hasta implementaron un programa llamado “Fandango en tu colonia”.
Ello conlleva a la adquisición de instrumentos que se han comprado poco a poco. En ocasiones se le tienen que pagar a algunos maestros que vienen de lugares de los alrededores y lo único que cobran es una cantidad mínima, simbólica.
“Años atrás que Poza Rica pasó por una situación difícil, con robos, secuestros y levantamientos, la gente ya no quiera salir a la calle… nosotros como músicos quisimos hacer algo por la ciudad… realmente no ganamos, nos mueve compartir que la gentes se sienta satisfecha”, enfatiza Larisa Isabel.
Generalmente hace mucha falta el apoyo económico hacia la promoción de la cultura, “son de mar”, no es la excepción. Aunque también pueden tocar con contratos para particulares, la mayoría de las presentaciones son gratuitas. (28/agosto/2018)